domingo, 12 de enero de 2014

¿Donde estás?

Ya han pasado algunas semanas, 2 meses para ser exactos, he estado enviándole notas, varias notas.
Diciéndole lo mucho que lo siento de verla tan sola, de que quiero ayudarla, porque cada vez que veo esos ojitos tristes no puedo evitar sentir dolor en mi corazón, que la quiero abrazar y que pase lo que pase siempre estaré ahí.
Y es que poco a poco , sin saber como ni porque, le estaba empezando a cojer un cariño especial, un cariño extraño que no había experimentado con nadie. Esa criatura que hacia que mi corazón latiera rápido, muy rápido. 

Cuando la miraba, todo lo demás desaparecía y sentía cada latido de mi corazón, que posiblemente en algún momento explotaría.
Y sin darme cuenta.. Me había enamorado.
*Pov de Yumi*
Mi ángel de la guarda es tan atento, preocupado, tan tierno.. que con cada nota suya siento que puedo alcanzar mas allá del universo.
Es extraño, no? Como puedes sentir ese tipo de cosas de alguien que ni conoces. Pero fuera quien fuera, me hace sentir la persona mas especial del planeta. Tomo la nota y la guardo en una cajita que tengo en mi mochila, junto a las otras notas que anteriormente guardé.
Al salir del instituto salí a pasear un rato antes de llegar a casa, y me fui a un lago. Era un lugar muy bonito, era solitario, los arboles estaban repletos de hermosas flores con los pajaritos que cantaban. En el lago habían unos patitos nadando detrás de su mama. Era una vista preciosa y tierna para mis ojos, tanto cariño.. tanto amor. Justo lo que mas necesitaba en esos momentos.
De repente alguien me atrapó por atrás tapándome la boca con un pañuelo, intentaba respirar, pero aspire un olor muy amargo y empecé a verlo todo con dificultad, cada segundo que pasaba lo veía todo borroso, y entonces.. la oscuridad. Una oscuridad infinita..
****
Desperté en la cama. Abro los ojos. Lentamente. Parpadeo a causa de que las pestañas se me enredan entre ellas. Y lo veo a el.
El esta observándome, su mirada me da miedo. No se que hago aquí, ni donde estoy, ni siquiera recuerdo quien soy. Solo se que estoy en una habitación con apenas luz, y hace frío, mucho frío..
Miro de nuevo al hombre que tengo enfrente.
-¿Q-Quien eres tú? -consigo decir tartamudeando, mi voz tiembla, de algún modo ese hombre me provoca escalofríos.
-Soy tu padre

Dijo aquel hombre que tenia enfrente de mi, apenas podía ver bien, lo veía todo borroso y apenas podía sostenerme, aun me costaba asimilar la situación. Miro a mi alrededor. Las ventanas están cerradas y con barrotes. Miro de nuevo al hombre que tengo enfrente.
-Ahora esta sera tu nueva casa, comenzaras una nueva vida, unos nuevos recuerdos.
El hombre, o mas bien, mi "Padre" según el, se levanto de la silla donde ha estado sentado hace un rato, y salio del cuarto donde yo residía. Al cerrar la puerta escuché un ruido, como el de un pestillo.
Contemplé de nuevo el cuarto. Apenas salia la luz del sol desde mi cuarto. 
¿Donde estoy?
*Pov de Park Hyung Jin*
¿Donde estás? Esa era la pregunta que me estaba atormentando desde ya hace 1 semana, no sabia donde estaba, ni siquiera su madre, que esta preocupada, muy preocupada, vino al instituto para hablar con el profesor pero no sabe nada, nadie sabe nada.
Aproveche a que la madre de Yumi hablaba con el profesor para cojer su móvil y apuntarme el numero de móvil de Yumi. Cuando llegue del instituto, la llame al móvil. 
1,2,3...7 llamadas y no respondía, donde estas Yumi?
Eran las 2  de la madrugada, y no podía dormir. Sentía impotencia. Impotencia por no poder escucharla, por no saber donde esta, de no saber si esta bien. Por no saber realmente lo que estaba pasando. ¿Que puede hacer?
Tumbando en la cama, trata de serenarse, de respirar y buscar algo que le quite de la cabeza la agonía que siente hacia la chica de la que  esta locamente enamorado. Es imposible. Que desesperación! 
En ese instante, un pensamiento le cruza por la mente. ¿Y si trata de encontrarla? Si. Podría hacerlo, encontrarla, comprender lo que ocurre y ayudarla. Decirle cuanto le importa. Que la necesita y que no puede vivir sin ella. Que solo quiere verla sonreír al igual que sonreía cuando leía cada una de sus notas.
Me levanto y me siento en el escritorio, enciendo el portátil. Entro en el correo.
Busco en mis contactos. Un brote de esperanza invade de repente  mi corazón. Una pequeña luz en aquella oscuridad en la que esta perdido. ¿Es una locura? Si, quizá. Pero el amor requiere esa clase de locuras.


No hay comentarios:

Publicar un comentario